Luego de más de 30 años de militancia en el Partido Acción Nacional (PAN) y de ser uno de los más agudos críticos en Baja California de MORENA y del presidente López Obrador, el político errante Jorge Ramos, cuya dignidad se mide por el tamaño de su memoria, se ha puesto finalmente y no sin orgullo, el chaleco guinda.
Luego de agotar la gama de colores partidistas, la mediocridad de su actuar político y su poca o nula fidelidad a las instituciones lo ha motivado, pues parece ser su única motivación, a buscar el hueso con quien se deje, en este caso con MORENA.
Y el partido en el poder, con su fuerza redentora, le ha dado el tan ansiado hueso como muestra de gratitud por su arrepentimiento. Jorge Ramos ahora figura en el puesto no. 7 de las listas de candidatos a diputaciones locales de Baja California, lugar que le pertenecía originalmente al morenista y ex boxeador, Érik Morales.
¿Con qué cara el ex alcalde panista, ahora oficialmente candidato morenista adoptará el discurso contra los supuestos conservadores y neoliberales, luego de que toda su vida política militó con ellos?
De momento, ninguna voz de los fundadores de MORENA se han manifestado sobre este hecho y es probable que no lo hagan. Un movimiento, porque eso es MORENA, toma fuerza por el número de súbditos o seguidores que tenga, que importa si entre ellos van charlatanes, oportunistas o perros de la calle rumiando huesos.